Mi Perrita

Mi Perrita

Esta es una historia real, paso en Buenos Aires, Argentina. Actualmente tengo 32 años, trabajo y vivo como cualquier otra persona de esta gran ciudad, pero fue al poco tiempo de irme a vivir solo hace seis años atrás cuando sucedió algo que me marcó de por vida, una noche de sábado salgo a caminar, estaba aburrido y no había echo ninguna cita con alguna chica, decidí salir sin el auto, tal ves solo a caminar por ahí, y distraerme un par de horas, nada más, no tenia planificado irme de levante ni nada de eso.

Camine durante un largo rato hasta que decidí volver, tomé un trago en un bar comí algo y emprendí el regreso, estando a unas cuadras de mi departamento una chica estaba por cruzar el semáforo delante de mí, por lo cual nos pusimos a la par, la mire y me cautivó, era hermosa, tenia un vestido muy corto y ajustado que le marcaba muy bien su linda figura, su pelo castaño oscuro caía sedoso sobre sus frágiles hombros; de manera instintiva la saludo, ella se sonríe, me doy cuenta de que no tenia más de 16 o 17 años, su pureza y frescura me cautivaron, de manera muy amable seguí la conversación, ella me contestaba con frases cortas, como con timidez, pero ante mi insistencia se iba animando un poco más, vas lejos?, (le pregunté), – no a tres cuadras de acá, a buscar a una amiga así salimos, me responde sin mirarme, y para que queres salir?, le dije buscando su mirada mientras ella sonríe, y sigo diciendo: para conocer alguien como yo?, ella me miró de reojo y con picardía, así seguimos dialogando unas tres cuadras, llegando a una de las esquinas yo tenia que doblar mientras ella seguía derecho, y sin saber porque la tomé del brazo y le digo: esperá!, ella se asusto un poco y me miró, porque no te venís con migo, que perdes?, hace de cuenta que volvemos de bailar y que nos conocimos en el boliche, te va?, ante mi asombro ella asintió con la cabeza y me siguió, caminamos un rato en silencio, ella con un poco de miedo, yo sin entender mucho, no podía creer lo que me estaba pasando, mientras mi mirada buscaba sus hermosas piernas.
Al llegar al departamento entramos, la invite a sentarse en un sillón que tengo en el living, la vi tan hermosa con su vestido claro, su postura tan vulnerable, su piel blanca, sus piernas tan lindas y delicadas, que sentí una fuerte excitación, me acerque a ella y la acaricie lentamente, ella solo miraba hacia sus piernas sin decir nada, sin oponer resistencia, la incline suavemente hacia atrás y la besé en el cuello, luego mis labios bajaron a sus pequeños pechos mientras mi mano se deslizaba por debajo de su vestido, ella se estremeció un poco al sentir mi mano en su entrepierna pero no opuso resistencia, hasta dejo caer sus manos que estaban en su regazo al costado de su cuerpo, y eso me termino de excitar, la tome por la nuca y la mire a los ojos, ella me miro con total entrega, poniendo la otra mano en el mentón la tomo con firmeza y le digo: vas a ser mi perrita si?, ella asiente con su mirada, me bajo el cierre del pantalón y saco mi miembro que ya estaba desarrollándose a pleno, me siento en el sillón y de manera brusca le llevo la cabeza hasta mi pedazo, por el ademán su boca abierta se estrella sobre mi miembro caliente, ella comienza a saborearlo con timidez, yo comienzo a presionar hasta que entra todo en su boca y empiezo a meterlo y sacarlo cada ves con mas violencia, su sumisión me excitaba cada ves mas, vamos putita, le decía mientras presionaba con mas fuerza, así puta, así!!, le decía mientras la refregaba en mi miembro hasta hacerla atragantar, una extraña violencia se apoderaba de mí, algo que nunca había sentido, era como un fuego que corría por mis músculos, la saco y le digo: desnudate puta, desnudate!!, ella lo hace sin mirarme, y queda desnuda delante mío, de pie y mirando hacia el piso como a la espera de su sentencia, me puse de pie totalmente erecto y le digo, te gusta obedecer no putita?, ella no respondió, bruscamente la tiro en el sillón, y cae mirando para abajo, quedando su hermosa cola hacia arriba, (su cuerpo era perfecto, su piel blanca, su cola durita y redonda), vamos a jugar un jueguito, (le digo con tono seguro), yo te voy a dar unos golpecitos un la colita, si te humedeces, es porque sos una putita muuy mala y te voy a tener que castigar entendes?, y si no te humedeces no te voy a hacer nada y te podes ir, ella asintió con la cabeza sin levantar la mirada, la tome del pelo y la incorporé, me senté en el sillón y la puse boca abajo sobre mis piernas, su hermoso cuerpo, quedo a mi disposición, sus piernas, su cola, tan hermosa y suave, mientras mi miembro erecto la presionaba por debajo a la altura de su vientre, comencé a darle unos golpes en las nalgas, al principio de manera suave, pero pronto cada ves mas fuerte, la palma de mi mano sonaba en su colita dura y sólida, ella comenzó a quejarse un poco, con unos pequeños gemidos que me excitaban aún más, pronto sus nalgas estaban rojas por los golpes lo cual me hizo detenerme, le tome el pelo y le digo, te duele?, ella contesta: no, no…!, en eso deslizo mi mano y la meto en su entrepierna, y mis dedos se mojan en sus labios vaginales que chorreaban de excitación al punto de gotear sobre mis piernas, ella solloza vencida, yo la incorporo de manera brusca jalándola del pelo, y refregándole en su boca sus propios fluidos le digo, ves, ves que puta sos y la arrojo sobre el sillón, (mi excitación era demasiada y ya no tenia control sobre mí).

La coloco en el sillón en cuatro, la tomo de la cadera y literalmente le clave mi miembro en su lubricada conchita, ella gritó con fuerza mientras apretaba el tapizado del sillón, yo comencé a arremeter de manera descontrolada, ella apagaba sus gritos en el sillón mojándolo de saliva, mientras sus quejidos se iban convirtiendo en gemidos de placer, al cabo de un tiempo que no puedo calcular ella se comenzó a retorcer por un fuerte orgasmo, pero yo no me detuve y así pasaron dos más y en cada uno bramaba de placer, luego sentí ganas de acabar y me senté a su lado, la miro y le digo: chupala, chupala y tomala toda!, ella todavía jadeando, me tomo el miembro húmedo y comenzó a mamarlo con sumisión, yo la tome con las dos manos de la cabeza y la obligue a que me lo chupe con fuerza, realmente la cogí por la boca, mientras ella chupaba con fuerza, hasta que siento que un torrente caliente de leche comienza a salir a borbotones, eso me obligó a estirarme hacia atrás, el orgasmo fue tan fuerte que casi pierdo el conocimiento, pero no deje de presionarla sobre mi pedazo, ella solo chupaba y tomaba mi leche con dedicación, yo me retorcí y grité de placer pero ella no dejo caer una gota, tras acabar la miro con ternura, ella seguía succionando con suavidad, yo sin sacarla de mi miembro comienzo a acariciarle el pelo, y me quede un rato mientras le acariciaba todo su hermoso cuerpo bañado en sudor y ella me lamía el miembro con agradecimiento.

Esa noche no termino allí, yo la obligue a estar desnuda y a mi servicio hasta la mañana del otro día, hasta el desayuno lo hicimos teniendo sexo , recuerdo que en él la penetre por atrás lubricado con manteca mientras ella tenia que tomar un té tratando de no volcarse sobre sus pechitos.
Así fue el comienzo de una historia que duró mas de dos años, ella sabia que se tenia que desnudar apenas entraba a mi departamento y solo obedecerme, a veces mientras yo estudiaba se sentaba desnuda al lado de mi silla como una perrita obediente esperando la orden del amo, y con la habilidad de una perrita mimosa se las arreglaba para llegar a mi miembro y comenzar a succionármelo, hasta que yo me excitaba y le daba lo que pretendía, casi siempre con alguna merecida reprimenda. O a veces rompía o tiraba algo y se escondía, hasta que yo la encontraba y le aplicaba el castigo que tanto placer le daba.
Esta relación duro hasta que sus padres se mudaron a otra provincia y no volvimos a tener contacto. Ella me enseñó el placer de someter y yo le enseñé el placer de ser sometida, jamás nos hicimos daño y nos quisimos mucho, y aunque la distancia nos separe se que ella siempre será mi perrita como yo siempre seguiré siendo su amo.

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